Arow Down
Ricardo Viramontes | 14 January, 2019

Todo el mundo necesita branding

En todas partes y a todas horas vivimos rodeados de marcas.

Hace unos días, mientras veía uno de esos partidos intrascendentes del Mundial, me perdí por un momento en la pantalla y me encontré con un abanico de marcas que parecía no tener fin: escudos de los equipos al presentar sus alineaciones, anuncios en vallas publicitarias, el omnipresente logo de la FIFA, camisetas patrocinadas por alguna marca deportiva conocida (Nike & Adidas en la mayoría de los casos), incluso en los esporádicos primeros planos a las gradas los aficionados siempre iban acompañados de alguna marca, y para terminar como si no hubiéramos visto suficiente publicidad a estas alturas, los cortes publicitarios del descanso inundaban nuestros ojos de tipografías y logotipos conocidos.

Para nosotros, que vivimos de las referencias visuales y los procesos creativos, es muy complicado marcar la línea entre el "ruido visual" del entorno, el trabajo de investigación y la rutina diaria. Estamos acostumbrados a tener tantas referencias gráficas delante en todo momento y aunque esto pueda parecer abrumador, si se ve desde la perspectiva adecuada hay un punto importante a tener en cuenta: esta marea de contenidos visuales abre un enorme campo de trabajo, precedido por la necesidad de "crear marca" de todo negocio vivo: comercios, restaurantes, servicios de todo tipo, agrupaciones sin ánimo de lucro, comercializadoras, instituciones, etc.

El universo de proyectos potenciales parece no tener fin, permitiéndonos actuar y crear identidades gráficas en escenarios muy diferentes al mismo tiempo: desde un bufete de abogados hasta el café de la esquina, o la productora de vídeo, pasando por el hotel boutique y la clínica oftalmológica, la app de reparto de comida, el diseñador de vestidos de novia, la taquería y el artista plástico. Ahora si abrimos un poco más el abanico nos encontramos haciendo los mismos proyectos antagónicos pero ahora en árabe, japonés y portugués por nombrar algunos, añadiendo una dosis de multiculturalidad tan interesante como enriquecedora para el equipo y el proceso creativo.

Porque vivimos en este mundo que habla a través del diseño, nuestras posibilidades de crear son casi infinitas. Reinventar, jugar, probar y fracasar. Fracasar y seguir intentándolo... divertirse.